Tenemos en La Singularidad, una vez más, una idea sugestiva con un nombre atractivo, una combinación imbatible.
El punto de partida de La Singularidad (así, con mayúsculas) son gráficos como éste, y el conocimiento previo de la Ley de Moore y otras reglas similares aplicadas a la tecnología:
Es decir, que la progresión en el desarrollo tecnológico que vivimos cada día (más Megabits, más Megahercios, más Gigabytes, más Megapixels) es continua y además se acelera por ser una progresión geométrica. Si echamos la vista atrás así ha sido, y parece que las condiciones para continuar esta progresión se mantienen.
Así que si la capacidad física de las máquinas se duplica aproximadamente cada 18 meses (que es lo que dice ahora la Ley de Moore), y aunque periódicamente parece que se llega a puntos insalvables en esta progresión, finalmente son superados con limpieza con nuevas mejoras tecnológicas. Si eso ocurre con la capacidad física, también se puede aplicar a la capacidad de cálculo, y por extensión a otras capacidades como la presumible inteligencia de las máquinas. De esta forma podemos pensar que un día se alcanzará una capacidad equivalente a la de un ser humano, e incluso más allá, aunque eso no suponga necesariamente inteligencia, consciencia o creatividad. Si podemos contar con máquinas con la capacidad de razonamiento o reconocimiento de imágenes de una persona, seremos capaces de replicar esa potencia en múltiples máquinas tal y como ocurre ahora con servidores y supercomputadores, y puesta toda esa capacidad al servicio de la resolución de problemas de ingeniería, por ejemplo, debería dar lugar a un salto enorme en el conocimiento y la tecnología.
Ese momento, y sus consecuencias es –será- La Singularidad tecnológica, un tiempo de avances técnicos y científicos sin equivalente en la historia que cambiará por completo las vidas de quienes lo experimenten, y el mundo conocido. La Singularidad cuenta con una visión de un mundo futuro mejor (y hasta trascendente) propio de creencias religiosas, y tiene una corte de fervorosos creyentes, pero es que también tiene un profeta: Ray Kurzweil.
Aunque la idea de la Singularidad (y el propio término) tienen casi 50 años, y se atribuye, entre otros, a Von Neuman, hay dos personajes muy destacados cuando hablamos de este concepto. Por un lado tenemos a Vernor Vinge, matemático, escritor de ciencia ficción, y autor de un manifiesto sobre la Singularidad en 1993 (“The Coming Technological Singularity: How to Survive in the Post-Human Era”).
El otro personaje, seguramente más conocido es Kurzweil, que como su más entusiasta defensor es quien ha asociado su nombre al de este concepto. Ray ha tocado muchos campos, pero es en la Inteligencia Artificial donde más ha destacado. Es quien defiende que esa singularidad dará lugar a una nueva inteligencia tecnológica que superará a la inteligencia humana individual, y con el tiempo al conjunto de la inteligencia colectiva humana.
Kurzweil ha escrito un libro, “The Singularity is near”, mantiene una web y blog dedicados a rastrear las pistas del inminente advenimiento de la Singularidad, y recientemente ha entrado a dirigir la Universidad de la Singularidad, bajo el amparo de la NASA y financiación de Google entre otros. Esto puede dar una idea de la influencia del concepto de Singularidad en la comunidad científica y técnica.
Una vez aceptada la llegada futura del momento de la Singularidad, hay que empezar a reflexionar sobre sus consecuencias. Aunque no pasa de ser una conjetura –por muy atractiva que pueda parecer- sorprende la cantidad de estudios, predicciones, artículos y hasta libros dedicados a estudiar y prever su impacto.
Según sus –entusiastas- defensores, la Singularidad afectará a muchos campos, no sólo a la tecnología de computación o la Inteligencia Artificial: neurología, la nanotecnología, biología o economía, y por encima de todas ellas, la vida humana en su forma y su esencia. La Singularidad tiene una fuerte relación con el transhumanismo y habla de un mundo tras la humanidad. El transhumanismo, por sí solo, merece un extenso artículo.
También se puede ver a la Singularidad es una fuente de estímulo y un freno para la innovación: adelantarse en alcanzarla supone adquirir el dominio sobre sus potenciales beneficios; también se ve como una forma de paliar sus riesgos, por ejemplo potenciando la Inteligencia Artificial para que ayude a contrarrestar los hipotéticos riesgos de la nanotecnología; o por último, pidiendo que se detenga la investigación en determinados campos, como en el influyente texto “Why the future doesn’t need us”.
Al final, la Singularidad relegaría a la humanidad a un segundo plano. Puede que las nuevas inteligencias artificiales adopten el control y se dediquen al cuidado de las personas, como se cuidan mascotas o niños pequeños en un escenario cercano al de la saga Matrix. Puede que nuestra propia inteligencia se enriquezca y podamos abandonar nuestros cuerpos para pasar a una existencia soportada por máquinas, pero con nuestra consciencia intacta en ellas. Puede que pasemos a llevar nuestra vida real a mundos virtuales (otra idea de Kurzweil, “The Human Machine Merger: Why We Will Spend Most of Our Time in Virtual Reality in the Twenty-first Century”). O puede, y esa es la esperanza de muchos entusiastas creyentes, que la Singularidad nos permita vivir eternamente -o casi- sobre cuerpos biológicos o biomecánicos. Kurzweil tiene como meta personal vivir lo suficiente como para llegar a la Singularidad y entonces poder beneficiarse de esa posible prolongación indefinida de la vida.
¿Y cuánto tiempo es eso? Los plazos en realidad son relativamente cortos, y se mueven entre el 2035 y el 2050. Dado que el proceso hacia la Singularidad se acelera año a año (“Accelerating-Intelligence News” se llama un blog muy representativo) es posible, siempre según sus defensores, que llegue antes de lo que pensamos.
Pronto, veremos la otra cara, la visión escéptica sobre la Singularidad.
Más información:
- El blog de Eduardo Punset: Nos acercamos a la “singularidad“, que además entrevistó a Kurzweil.
- DivulgaMAT: “LA SINGULARIDAD TECNOLÓGICA”
- La Cofa: Hablemos de la Singularidad
- Boletín de la Sociedad de la Información de Telefónica: “Singularidad Tecnológica: «La ciencia ficción da paso a la realidad» ”
- Un extenso documento de Federico Witt: “SINGULARIDAD TECNOLÓGICA Y TRANSHUMANISMO: CUANDO LA CIENCIA SE ENCUENTRE CON LA FICCIÓN” [PDF]
- En el blog H2blog, hay un “Especial H2blOg: La Singularidad Tecnológica”, y una entrevista a Kurzweil: “Singularidad Tecnológica: Cuando los humanos trasciendan la biología”
- Y por supuesto abundantísima información en inglés en cientos de referencias.