Proyecto A1

Futuro, futurismo, futuros y retrofuturismo

Archive for junio 2009

La singularidad: una visión entusiasta

Posted by Alonso Alvarez en 2009/06/25

Tenemos en La Singularidad, una vez más, una idea sugestiva con un nombre atractivo, una combinación imbatible.

El punto de partida de La Singularidad (así, con mayúsculas) son gráficos como éste, y el conocimiento previo de la Ley de Moore y otras reglas similares aplicadas a la tecnología:

Ley de Moore

Es decir, que la progresión en el desarrollo tecnológico que vivimos cada día (más Megabits, más Megahercios, más Gigabytes, más Megapixels) es continua y además se acelera por ser una progresión geométrica. Si echamos la vista atrás así ha sido, y parece que las condiciones para continuar esta progresión se mantienen.

Así que si la capacidad física de las máquinas se duplica aproximadamente cada 18 meses (que es lo que dice ahora la Ley de Moore), y aunque periódicamente parece que se llega a puntos insalvables en esta progresión, finalmente son superados con limpieza con nuevas mejoras tecnológicas. Si eso ocurre con la capacidad física, también se puede aplicar a la capacidad de cálculo, y por extensión a otras capacidades como la presumible inteligencia de las máquinas. De esta forma podemos pensar que un día se alcanzará una capacidad equivalente a la de un ser humano, e incluso más allá, aunque eso no suponga necesariamente inteligencia, consciencia o creatividad. Si podemos contar con máquinas con la capacidad de razonamiento o reconocimiento de imágenes de una persona, seremos capaces de replicar esa potencia en múltiples máquinas tal y como ocurre ahora con servidores y supercomputadores, y puesta toda esa capacidad al servicio de la resolución de problemas de ingeniería, por ejemplo, debería dar lugar a un salto enorme en el conocimiento y la tecnología.

Ese momento, y sus consecuencias es –será- La Singularidad tecnológica, un tiempo de avances técnicos y científicos sin equivalente en la historia que cambiará por completo las vidas de quienes lo experimenten, y el mundo conocido. La Singularidad cuenta con una visión de un mundo futuro mejor (y hasta trascendente) propio de creencias religiosas, y tiene una corte de fervorosos creyentes, pero es que también tiene un profeta: Ray Kurzweil.

Aunque la idea de la Singularidad (y el propio término) tienen casi 50 años, y se atribuye, entre otros, a Von Neuman, hay dos personajes muy destacados cuando hablamos de este concepto. Por un lado tenemos a Vernor Vinge, matemático, escritor de ciencia ficción, y autor de un manifiesto sobre la Singularidad en 1993 (“The Coming Technological Singularity: How to Survive in the Post-Human Era”).

El otro personaje, seguramente más conocido es Kurzweil, que como su más entusiasta defensor es quien ha asociado su nombre al de este concepto. Ray ha tocado muchos campos, pero es en la Inteligencia Artificial donde más ha destacado. Es quien defiende que esa singularidad dará lugar a una nueva inteligencia tecnológica que superará a la inteligencia humana individual, y con el tiempo al conjunto de la inteligencia colectiva humana.

Kurzweil ha escrito un libro, “The Singularity is near”, mantiene una web y blog dedicados a rastrear las pistas del inminente advenimiento de la Singularidad, y recientemente ha entrado a dirigir la Universidad de la Singularidad, bajo el amparo de la NASA y financiación de Google entre otros. Esto puede dar una idea de la influencia del concepto de Singularidad en la comunidad científica y técnica.

Una vez aceptada la llegada futura del momento de la Singularidad, hay que empezar a reflexionar sobre sus consecuencias. Aunque no pasa de ser una conjetura –por muy atractiva que pueda parecer- sorprende la cantidad de estudios, predicciones, artículos y hasta libros dedicados a estudiar y prever su impacto.

Según sus –entusiastas- defensores, la Singularidad afectará a muchos campos, no sólo a la tecnología de computación o la Inteligencia Artificial: neurología, la nanotecnología, biología o economía, y por encima de todas ellas, la vida humana en su forma y su esencia. La Singularidad tiene una fuerte relación con el transhumanismo y habla de un mundo tras la humanidad. El transhumanismo, por sí solo, merece un extenso artículo.

También se puede ver a la Singularidad es una fuente de estímulo y un freno para la innovación: adelantarse en alcanzarla supone adquirir el dominio sobre sus potenciales beneficios; también se ve como una forma de paliar sus riesgos, por ejemplo potenciando la Inteligencia Artificial para que ayude a contrarrestar los hipotéticos riesgos de la nanotecnología; o por último, pidiendo que se detenga la investigación en determinados campos, como en el influyente texto “Why the future doesn’t need us”.

Al final, la Singularidad relegaría a la humanidad a un segundo plano. Puede que las nuevas inteligencias artificiales adopten el control y se dediquen al cuidado de las personas, como se cuidan mascotas o niños pequeños en un escenario cercano al de la saga Matrix. Puede que nuestra propia inteligencia se enriquezca y podamos abandonar nuestros cuerpos para pasar a una existencia soportada por máquinas, pero con nuestra consciencia intacta en ellas. Puede que pasemos a llevar nuestra vida real a mundos virtuales (otra idea de Kurzweil, “The Human Machine Merger: Why We Will Spend Most of Our Time in Virtual Reality in the Twenty-first Century”). O puede, y esa es la esperanza de muchos entusiastas creyentes, que la Singularidad nos permita vivir eternamente -o casi- sobre cuerpos biológicos o biomecánicos. Kurzweil tiene como meta personal vivir lo suficiente como para llegar a la Singularidad y entonces poder beneficiarse de esa posible prolongación indefinida de la vida.

¿Y cuánto tiempo es eso? Los plazos en realidad son relativamente cortos, y se mueven entre el 2035 y el 2050. Dado que el proceso hacia la Singularidad se acelera año a año (“Accelerating-Intelligence News” se llama un blog muy representativo) es posible, siempre según sus defensores, que llegue antes de lo que pensamos.

Pronto, veremos la otra cara, la visión escéptica sobre la Singularidad.

Más información:

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La única razón

Posted by Alonso Alvarez en 2009/06/19

People are always shouting they want to create a better future. It’s not true. The future is an apathetic void of no interest to anyone. The past is full of life, eager to irritate us, provoke and insult us, tempt us to destroy or repaint it. The only reason people want to be masters of the future is to change the past.

La gente está siempre gritando que quiere crear un future mejor. No es verdad. El futuro es un vacío patético sin enterés para nadie. El pasado está lleno de vida, ansioso por irritarnos, provocarnos, e insultarnos, tentándonos a destruirlo o redibujarlo. La única razón por la que la gente quiere controlar el futuro es para cambiar el pasado.

Milan Kundera


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¡Qué se acaban!

Posted by Alonso Alvarez en 2009/06/17

Esto de la predicción del agotamiento tiene su tradición, incluso familiar. Ya mi tatarabuela decía que sus nietos no tendrían leña para cocinar … y así ha sido. También por esa época se trataba con preocupación de la inminente escasez de aceite de ballena para la iluminación. ¡Oh tempora!

Esto pronosticar males debe tener su punto de satisfacción y muchos aficionados. Es más, parece que le damos más credibilidad a cualquier predicción de escasez, agotamiento o aniquilación que a las más optimistas. Claro que a fuerza de oír anuncios de males, podemos sucumbir a la maldición de Casandra e ignorar aquellos que sí van a acabar cumpliéndose.

Sin salirse de las materias primas, y sin necesidad de remontarse a Malthus (otro tema pendiente), la historia de los anuncios de agotamiento de materias primas tienen cierta tradición. Si nos quedamos sólo con el petróleo, leo en Paleofuture (vía Tecnología Obsoleta), que en 1909 el Servicio Geológico Norteamericano pronosticó el final del hierro y el petróleo en 1939, y el gas natural en 1934 (el carbón por su parte, se agotaría a mediados de este siglo). El Ministerio de Minas norteamericano, predijo en 1914 que su petróleo se agotaría en 10 años. La misma predicción se hizo desde el Ministerio del Interior en 1939 y 1951, y en 1972 por el Club de Roma. Lo único cierto es que se sigue extrayendo petróleo en varios campos de Estados Unidos, aunque su máximo de producción, el «peak oil» (o pico petrolero) se alcanzó a principios de los años 70, y sí fue correctamente predicho –e ignorado- por Hubbert.

Este «peak oil», pero ya con alcance global, se lleva pronosticando desde hace tiempo en un rango de fechas que van desde hace cuatro años a dentro de veinte. Es indudable que el petróleo no se crea y sí se destruye, y que el consumo no deja de crecer, lo que nos llevará al final a un momento de sustitución, bien por escasez, bien por tecnología.

Escenarios de peak oil

Escenarios de peak oil

Cada escasez supone una subida de precios y con ella la búsqueda de nuevas fuentes, la invención de alternativas, y mejoras en la eficiencia con la que usa el recurso. Es lo que ocurrió con la leña el aceite de ballena. Lo malo es cuando se tiene la impresión de que no se agotará jamás.

El paladio ha aumentado espectacularmente consumo y precio debido a que sustituye al platino, mucho más escaso y caro. La chatarra ha tenido su particular “fiebre del oro” empujada más por el precio que por el reciclado.

Evolución del precio del paladio

Evolución del precio del paladio

El siguiente gráfico aventura el tiempo que resta para unas cuantas materias primas, contando con proyecciones de consumo crecientes, reservas conocidas y estimadas. En el mismo artículo (“Earth’s natural wealth: an audit” en NewScientist) hay un gráfico con el origen de esos productos, y otro con consumo de materias primas a lo largo de la vida de un norteamericano medio, que suele ser aproximadamente el doble que un europeo y multiplica varias veces a otras sociedades:

Escasez

Si consideramos el enorme esfuerzo que significa extraer bauxita (por ejemplo en Australia), separar la alumina (por ejemplo en Islandia), generar aluminio bruto (por ejemplo en China), producir un bote (por ejemplo en Polonia), rellenarlo de líquido y que la aplicación final sea consumirlo en minutos (por ejemplo en España) para que acabe en el mejor de los casos en un vertedero, parece que estamos haciendo méritos para que se vuelva escaso antes de los 510 años que se le atribuyen.

De todo lo leído últimamente sobre futuras escasez, la más extraña de todas es la futura (entre 100 y 1.000 millones de años) carestía de dióxido de carbono, fijado en las rocas, y que impediría sobrevivir a las plantas y con ellas. Lo mejor es ya hay un catálogo de soluciones para ese –nada- inminente acontecimiento: extraerlo de la caliza, o reducir la presión atmosférica. Vamos a tener que decir: pobres nuestros tatara, tatara, tatara, …, que no tendrán CO2 para sus plantas.

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Las predicciones de futuro, una justificación

Posted by Alonso Alvarez en 2009/06/10

Quería empezar a revisar una serie de predicciones de futuro, pero creo que antes merece la pena explorar el porqué de ese esfuerzo por imaginar un tiempo que puede que ni siquiera lleguemos a conocer.

Siempre se ha acudido a adivinos, sibilas y nigromantes con la intención de manipular el futuro. Si resulta favorable, para mantener el hilo de desarrollo, si se anuncia adverso, para cambiarlo. En nuestros días, y a pesar de lo desprestigiado de la profesión (aunque hay más magos que científicos en televisión), el público sigue acudiendo, ignoro si con mucha fe, con las mismas intenciones.

Si miramos hacia el otro lado de la predicción, el de los pronósticos con algún fundamento técnico o científico, el porqué de hacerlas y seguirlas es también muy similar: si la predicción es favorable, hacer lo posible para llegar a ese escenario, si no lo es, tratar de evitarlo.

Esa palabra, “escenario” es muy importante en la justificación que se hace del informe ”The DCDC Global Strategic Trends Programme 2007 – 2036“ [PDF]. Se trata de un documento que elabora el Ministerio de Defensa Británico, y que hace público en su web. Aunque el contenido está bastante sesgado hacia las actividades del Ministerio, da una visión muy general de muchos aspectos del mundo futuro de dentro de treinta años, tocando varias materias y aventurando varias tendencias generales.

La justificación que se da en ese informe me gusta especialmente: se trata de ensayar esos futuros, de preparar las reacciones cuando lleguen, si es que lo hacen. Es un punto de vista muy propio del oficio militar y en general de quienes tienen que lidiar con situaciones de emergencia: analizar escenarios de riesgo y preparar planes de contingencia para ellos. En este caso se hace algo similar: identificar las principales tendencias y movimientos, y diseñar los escenarios que resultarían de su aparición.

Tal y como dice al hablar del propósito del documento, no se trata de hacer predicciones, ya que el futuro es por naturaleza impredecible, pero sí es una forma de “ensayar” o prepararse para las posibilidades identificadas, estando mejor preparados para darles respuesta si finalmente llegan a producirse.

En este caso no estamos ante análisis y modelos de ciertos fenómenos como el clima, o la demografía, si no de una identificación de corrientes, y su extrapolación hacia el futuro. Eso supone lidiar con el riesgo de limitarse a contar lo que está sucediendo en la actualidad. El futuro se compone de muchas variables, incluso desconocidas, que interactúan de formas inimaginables entre sí, y que tienen magnitudes y naturalezas bien distintas: desde decisiones personales, a la deriva de los continentes. Hay que lidiar además con las imposiciones de determinados futuros desde corrientes políticas o sociales.

Es por ello, que este tipo de predicciones se ajusta con una probabilidad: desde escenarios posibles a poco probables, lo que es una ayuda para quien va a hacer el ejercicio posterior de calibrar el impacto y las acciones necesarias para afrontar un escenario determinado. Hay que considerar además las discontinuidades: si se analizan las principales corrientes y tendencias el futuro parece deslizarse sobre un fluido homogéneo, y sabemos de sobra que no es así, que hay “cisnes negros” que irrumpen en cualquier momento rompiendo o desviando dramáticamente el curso de los acontecimientos. Estas discontinuidades deben ser también consideradas e introducidas en los escenarios que se elaboren.

Hay por último una distorsión que introduce nuestro presente: la tendencia a infravalorar los acontecimientos futuros y a sobreestimar los de la actualidad. El presente actúa como una lente y deforma nuestra visión con su cercanía que nos envuelve.

Pronto revisaremos esos escenarios de futuro, y otros trabajos similares.

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Pasado y futuro controlados

Posted by Alonso Alvarez en 2009/06/04

He who controls the past controls the future. He who controls the present controls the past.

Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado.


George Orwell, «1984»

También impresiona:

La guerra es la paz

La libertad es la esclavitud

La ignorancia es la fuerza

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A un lado u otro del Gran Filtro

Posted by Alonso Alvarez en 2009/06/02

Desde que leí  «Where Are They? Why I hope the search for extraterrestrial life finds nothing» (en inglés, «¿Dónde están? Por qué espero que la búsqueda de vida extraterrestre no encuentre nada«) el año pasado he estado dando vueltas a escribir algo sobre este artículo: una teoría razonable y atractiva y un nombre evocador resultan una combinación imbatible. Ahora con blog ya no tengo excusa.

El artículo original se publicó en la estupenda Tecnology Review, una revista del MIT, y su autor, Nick Bostrom, es el director del Instituto para el Futuro de la Humanidad, y un filósofo muy introducido en el transhumanismo (otro tema más para la lista de pendientes).

El Gran Filtro, el concepto del que habla su artículo, no es enteramente original ya que se basa en las ideas del artículo «The Great Filter – Are We Almost Past It?» (en inglés, «El Gran Filtro – ¿Casi lo hemos pasado?«) del economista Robin Hanson, que parte a su vez de la llamada Paradoja de Fermi: si hay tantas galaxias, estrellas y presumiblemente planetas, y aunque la probabilidad de que se desarrolle vida en alguno de ellos sea muy baja, el número total de posibles planetas habitados por seres inteligente (la ecuación de Drake) es aún así enorme. Así que ¿dónde están? ¿cómo es que no hemos sabido nada de ellos? Es decir, que aunque sobre el papel debería haber muchas posibles civilizaciones por ahí fuera, lo cierto es que no hemos observado ninguna de ellas lo que resulta paradójico. Sobre esta idea se han desarrollado todo tipo de variantes, hipótesis y teorías.

Volviendo al Gran Filtro, Bostrom dice que si aparentemente estamos solos, eso se puede deber a lo sumamente improbable que es llegar a este estado: capacidad para la comunicación y los viajes más allá del planeta de origen. Esto que sugiere que en algún momento de la historia de la vida y acceso a la inteligencia hay un punto crítico, un filtro que raramente se supera, y que es lo que explica la ausencia de extraterrestres y platillos volantes fuera de la ficción.

¿Dónde está este filtro? o mejor ¿dónde estamos con respecto a este filtro? Si lo hemos superado parecen buenas noticias para nosotros, pero malas para el desarrollo de la vida en el conjunto del Universo, al menos del que podemos observar. Eso querría decir que ese Gran Filtro impide llegar a un estado en el que la vida se desarrolle hasta ser inteligente, incluso impediría el desarrollo de la vida. Por ese motivo dice que encontrar restos de vida en Marte serían malas noticias, y peores cuanto más evolucionada fuera.

Aunque la vida se abre camino en las condiciones más difíciles (y cada año aparecen nuevos organismos sobreviviendo en nichos más extremos) es posible que el paso inicial sea el más crítico. En nuestra propia historia evolutiva, aunque da la impresión de que la vida apareció casi en el momento en el que se enfrió la corteza terrestre -y no del todo-, lo cierto es hay periodos de tiempo extraordinariamente largos, del orden de mil millones de años, hasta que aparecieron células más complejas, por ejemplo. De esa forma, aunque cuando alcanza un determinado desarrollo, y las condiciones del planeta son las apropiadas, la vida se difunde de manera irresistible, es posible que haya un punto crítico, un Filtro que impida alcanzar las formas más simples en la mayoría de los casos.

Si en la exploración de Marte y otros cuerpos celestes no se encontrara rastro de vida, o sólo en formas muy simples, parecería corroborar la existencia de ese filtro previo, lo que son buenas noticias para nosotros que ya lo habríamos superado. Pero por el contrario, si aparecieran fósiles, y peor aún de animales parecidos a mamíferos, todo serían malas noticias: el Gran Filtro estaría aún delante de nosotros.

Si aún no hemos superado ese Filtro, y viendo la aparente ausencia de vida inteligente a nuestro alrededor, cabría suponer que hay algún factor en la evolución de especies como la nuestra que puede destruirla o impedir un desarrollo ulterior. Podrían ser factores externos (meteoritos, condiciones naturales) pero a menos que extingan la vida por completo no podrían evitar que en algún momento vuelva a surgir una nueva especie inteligente. Podrían ser factores internos, y en nuestro tiempo tenemos muchos candidatos: desde guerras nucleares a la destrucción del medio ambiente. Dado que la mayoría de esas amenazas han surgido en los últimos sesenta años, es posible que el Gran Filtro esté aún inadvertidamente en fase de diseño, lo que hace que la lista de candidatos sea potencialmente muy larga: ¿nanomáquinas? ¿experimentos de altas energías? ¿pandemias artificiales? ¿ideologías autodestructivas?

También cabe la posibilidad, que se explora en el artículo, de que en realidad estemos rodeados por vida inteligente pero que sean tímidos, o no sepamos escucharlos. El repaso de las distintas razones para no tener conocimiento de ella deja claro que les falta lógica, aunque ¿quien puede juzgar las razones de esos seres infinitamente inteligentes y reservados, que pueblan TVs, foros y blogs con fotos borrosas, y videos movidos?

Por mi cuenta prefiero hacer como Nick Bostrom: seguir atentamente los resultados de la exploración de Marte, y respirar aliviado si lo más evolucionado que aparece allí es algo previo a nuestras bacterias.

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