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Futuro, futurismo, futuros y retrofuturismo

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MMXX – Política y sociedad en 2020

Posted by Alonso Alvarez en 2011/04/25

Aunque sería más conveniente hablar de política-ficción, dado que éste es uno de los campos más susceptibles de verse más afectados por la aparición de los “cisnes negros” de Taleb -esos hecho de alto impacto, baja probabilidad y en absoluto predecibles. El azar, el impacto de hechos y tendencias procedentes de otros campos, o el imprevisible papel de personas concretas son algunos de los factores que influyen en esta área, y que hacen de ella tan impredecible.

Visto desde 1910, el mundo que se anticipaba para 1920 era bien distinto. Podría intuirse una posible guerra entre potencias (en realidad, se llevaba anunciando veinte años) pero la cadena de acontecimientos, los resultados, los enormes cambios en los mapas y la política de las naciones no podían en modo alguno anticiparse. Lo mismo se aplica al mundo que se anticipaba en 1980 0 en 2000. Con posterioridad los libros de historia sobre cualquier periodo contienen capítulos desgranando los antecedentes y las causas, reforzando la ficción de que las señales de los cambios posteriores fueran fáciles de identificar y trazar. Los hechos que desencadenarán los grandes cambios del mañana seguramente ya están en marcha y aunque fuéramos capaces de reconocerlos, poco podríamos hacer para cambiar su curso. Pero de entre esa neblina de confusión hay quien es capaz de aventurar los grandes cambios, las tendencias del futuro. Vamos a repasar unas cuantas.

Hay una opinión generalizada acerca de un desplazamiento del centro de gravedad hacia el este. En el fondo no deja de ser una versión modernizada del determinismo climático: el centro de gravedad de la Civilización salta de Oriente a Grecia, luego a Roma y Europa Occidental, cruza el Atlántico, se desplaza al Oeste y ahora cruzaría el Pacífico.

Lo que es cierto es que estamos viviendo un formidable auge económico en países y ciudades asiáticas que aunque nos suene a novedoso, no es más un retorno a la situación habitual en el mundo hasta aproximadamente 1700: India y China concentrando buena parte de la población y riqueza mundial, y siendo a la vez centros de conocimiento y tecnología. Ese es el motivo de hablar en su caso de naciones “re-emergentes”.

Ese crecimiento, a pesar de ser aún muy limitado en el tiempo, está sembrando la percepción de declive en Estados Unidos y auge en China. Lo cierto es que es muy pronto para asegurar que estemos ante ese proceso pero esa idea está calando, sobre todo en China, a la vista de su creciente asertividad en política exterior, y las opiniones y actitudes que empiezan a adoptar sus altos funcionarios. Lo cierto es que no se puede decir que en los últimos años China no haya expresado con contundencia sus opiniones e intereses (algo más que roces con India, Unión Soviética y Vietnam, además de la permanente tensión con Taiwán) pero la ampliación de su área de interés económico, que ahora se extiende al Pacífico, África y Sudamérica, hace que puedan adoptar actitudes más firmes. Eso supone al final roces, especialmente con Estados Unidos, y riesgos. Es quizá un poco aventurado hablar de una reedición de la Guerra Fría, pero de la experiencia pasada se pueden (y deben) obtener enseñanzas para el futuro.

Además, China tiene que resolver aún grandes problemas internos: contaminación, envejecimiento, crecimiento urbano, demanda de energía, corrupción, minorías, falta de libertades. En el otro extremo, Estados Unidos dista mucho de ser un país en declive, aunque el gasto y la deuda sea una enorme amenaza para su futuro, incluso inmediato. Sigue siendo la mayor economía, el principal atractor de talento, centro financiero, potencia científica y tecnológica, el tercer país más poblado y extenso, y uno de los grandes productores de materias primas. Su ejército no es el más numeroso ni el que recibe un mayor porcentaje del PIB, pero sí es el más costoso en números absolutos, el más tecnificado y con una proyección casi universal.

A la vista de lo anterior, no parece que se justifique esa sensación de auge y declive, sin embargo, la idea está ahí, y se está difundiendo rápidamente, lo que puede contribuir en gran manera a que un día pueda ser una realidad.

Algunas magnitudes comparadas de China y USA

Hay continuidad en las fuentes de conflicto futura. La presión sobre el acceso a recursos tendría un papel protagonista, lo que no es en modo alguno una novedad. Ni siquiera las disputas sobre el agua o una hipotética escasez de alimentos.

Lo que sí parece en principio descartable es una competición ideológica o una reedición de la Guerra Fría. De todas formas, podríamos ver una recuperación de antiguas ideologías, quizá prematuramente dadas por muertas.

Las grandes potencias regionales mantendrían sus esferas de influencia, mientras otros estados menores apostarían por bloques regionales para sacar mayor partido de su influencia colectiva. Estas esferas y bloques estarían basadas, como ha sido siempre, en la proximidad geográfica, intereses de seguridad comunes, idioma, cultura, relaciones económicas, e ideología política y religión.

En cambio, la globalización hace que esas esferas de influencia sean fluidas y dinámicas, aunque factores como la posesión de armas de destrucción masiva hacen dudosa la posibilidad de intervención de unas potencias en el área de interés de otras. Los roces se podrían dar en áreas donde se superpongan esas esferas de interés o donde haya un alto potencial de desarrollo de recursos, como partes de África, el área del índico, los estrechos e islas del sudeste asiático, y el Ártico.

En lo más cercano, la Unión Europea podría seguir ganando poder y expandir su papel económico, de seguridad e influencia exterior, sin que ello dé lugar a una estructura militar alternativa a la OTAN.

El papel del estado parece ser otro de los grandes debates del futuro. Los estados son más ubicuos y complejos, y cuentan con más herramientas que en ningún otro momento de la historia, pero la corriente hacia una mayor descentralización casi universal, el auge de entidades supranacionales, y del papel de las grandes ciudades y la enorme deuda, especialmente en los estados-nación tradicionales –como consecuencia de su tamaño- amenazan su futuro.

Para algunos, la crisis de los grandes estados-nación en real. Debilitados por su déficit y deuda, la separación de intereses entre gobernantes y gobernados, y los errores magnificados por la centralización.

Hay corrientes que defienden un Estado más pequeño, y otras que quieren dar más relevancia a entidades no necesariamente estatales. No es que vayamos a ver grandes cambios en este sentido, pero sí cómo crece y se difunde ese debate y las posibles alternativas al modelo actual, que puede afectar hasta la moneda y su papel futuro.

Otro potencial cambio importante relacionado con el gobierno puede ser el de pérdida de atractivo e influencia del modelo político y económico occidental (el “Consenso de Washington) dominante desde el final de la Guerra. Países que tengan que afrontar serios desafíos de pobreza, impacto ecológico o desigualdades, especialmente en países en desarrollo, podrían decantarse por un “modelo pekinés” con más control, planificación, regulación y un sistema de mercado controlado política y económicamente.

En los países en desarrollo las proyecciones de crecimiento de la clase media son impresionantes, y la pobreza extrema remite, aunque parece que las desigualdades crecen. En el mundo desarrollado la clase media estaría amenazada con menos oportunidades y un deterioro general de sus condiciones económicas y de ascenso social. Eso hace que cunda la percepción de que los hijos no podrán aspirar al nivel de vida y oportunidades de los padres y con ella un descontento que podría manifestarse en movimientos sociales, amparados por nuevas ideologías o reediciones de otras ya conocidas. Podríamos ver el modelo de ese descontento por la falta de oportunidades (y condimentado con falta de libertades) traducido en ira en los recientes movimientos sociales iniciados en Irán y extendidos a Túnez, Egipto, Yemen, Siria  otros. También es posible que el descontento en los países desarrollados tenga otros componentes como un cierto hastío del modelo, o la añoranza de un épica pasada de revoluciones y protestas.

Impacto mediático de las amenazas ficticias o reales

Al aumento de la población, de su densidad y las comunicaciones, de la mano de la globalización, hacen más viable la rápida expansión de pandemias, tanto biológicas como electrónicas. En nuestra experiencia reciente hemos podido comprobar que la amenaza de pandemia es a veces tan destructiva como lo podría ser la propia enfermedad.

Y, por último, ¿qué hay sobre la “política por otros medios”? Un mundo multipolar, como parece el del futuro, aumenta los riesgos y posibilidades de conflicto. Sin embargo, las grandes guerras del pasado parecen muy poco probables y, a pesar de todo, la tendencia histórica en los últimos 100 años es hacia más conflictos internos que externos. El enorme coste de las guerras, aún las más limitadas, las hacen poco viables, especialmente en el modelo de intervención lejana de países desarrollados, aunque este argumento –coste e interdependencia económica- era el invocado para considerar improbable una guerra en 1914. La difícil supervivencia en el campo de batalla –generalizado- actual parece un factor más disuasorio.

Otra tendencia en los conflictos recientes en una –aún más- creciente confusión, sobre todo a la hora de identificar claramente bandos, límites geográficos, y en particular las condiciones de victoria o derrota. Ya no hay declaraciones de guerra y apenas tratados de paz. Los conflictos se abren y cierran sin formalismos y de manera confusa, si es que llegan a hacerlo.

El futuro nos amenaza con una potencial proliferación de armas de destrucción masiva, y de sus contramedidas. Estas armas son muy atractivas para regímenes amenazados que saben que su posesión es un salvaconducto frente a intervenciones exteriores directas o indirectas. Por ello es previsible que se redoblen los esfuerzos de ciertos países por –al menos nominalmente- contar con ellas.

Uno de los nuevos robots de combate aéreo, el "Barracuda" hispano-alemán

En cuanto a los medios y las formas, la inmensa mayoría de los conflictos se basan en formas clásicas con armas –sobre todo ligeras- modernas. Eso no impide que la introducción de la tecnología sea la principal herramienta de los países con mayor desarrollo económico. Conceptos como “Rapid Dominance” o la doctrina “Shock and awe” se basan en el control de la información y una abrumadora superioridad de medios y tecnología.

Claro que hemos visto como sus adversarios se han adaptado rápidamente con usos innovadores del armamento, y estructuras y organizaciones descentralizadas, ágiles y menos vulnerables. Los conflictos asimétricos aparecen en el futuro de las fuerzas armadas de los países desarrollados sin que hayan ideado una forma eficaz de disputarlos y de ganar a la vez sobre el terreno y en la opinión pública.

Por último, aunque la inmensa mayoría de los combatientes seguirá contando con herramientas muy básicas, la introducción de la tecnología será uno de los rasgos dominantes futuros. El uso de tecnologías de la información y las comunicaciones a todos los niveles permitirá un mayor control de las operaciones, aunque el flujo de información es tan grande que acaba produciendo problemas la incapacidad para tratarlo. Las armas tienden a ser más inteligentes, menos letales y mucho más caras. La robotización es un elemento reciente que está teniendo un gran impacto: iniciada para la vigilancia, se está extendiendo al transporte y al combate incluyendo una mayor autonomía de los sistemas. Será un importante factor futuro en la forma de desarrollar el viejo oficio de la guerra.

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Exoesqueletos que se pueden comprar

Posted by Alonso Alvarez en 2009/04/16

Empecemos por una secuencia:

Inspiración

Inspiración

Hay una rama entera del diseño y de la investigación científica que se basa en replicar mecanismos existentes en la naturaleza. Es además una actividad que está creciendo (o haciéndose más notoria) en los últimos tiempos. Pero mucho antes ya nos fijábamos muy bien en lo que les funcionaba a animales y plantas:

Versión 1

Versión 1

Entra en juego el arte y la imaginación y crean nuevas inspiraciones:

Aliens Inspiración manga Ironman

Y sabiendo que la tecnología tiene como fuente inspiración al arte, tenemos nuevos prototipos:

Se fija el inicio del declive de la armadura allá por el siglo XIV cuando los arqueros demostraron ser capaces de parar una carga de caballeros con armadadura. Seguramente tuvo que ver más con la incompetencia que con el poder de las armas, pero poner hitos y fechas es una tendencia natural. De todas formas las armaduras se siguieron usando hasta el siglo XVIII aunque reduciendo tamaño y peso, quedando al final convertidas en elementos ornamentales, como los que usan en desfiles los cuerpos de coraceros que aún perviven.

Durante la guerra de las trincheras entre el 1914 y 1918 la armadura resucitó: por un lado el casco se popularizó y sigue hasta nuestros días; y por otro se emplearon armaduras parciales pero sólo para usos muy concretos. La protección no compensaba la pérdida de movilidad.

Una nueva resurrección de la armadura aparece en los años 60 y sigue hasta nuestros días con chalecos y protecciones de todo tipo, que hace que un moderno policía antidisturbios se parezca cada vez más a un guerrero con armadura.

Sin embargo la armadura sí que ha quedado en la literatura, el cómic y en el cine. Ya no se trata de protección, o no únicamente. Las armaduras de ficción, además de proteger y llevar armas, aumentan las capacidades naturales de las personas que las portan: pueden llevar pesos enormes, aumentan su fuerza, son capaces de correr y saltar, y hasta de rodar o volar según el caso. Esto suena mucho a body hacking, la verdad.

Así que el exoesqueleto como medio para aumentar o suplir capacidades motrices se fue abriendo paso hacia los tableros de diseño. La primera propuesta moderna, es el Hardiman de General Electric de 1966, y desde entonces han ido apareciendo demostradores parciales, conceptos (como los de las dos imágenes) centrados casi siempre en aplicaciones militares, y diseños.

¿Estamos llegando a la madurez de este concepto de exoesqueleto? Eso parece ya que tenemos dos propuestas concretas y aparentemente funcionando. Por un lado modelos militares que han recibido financiación para extender las capacidades de los soldados sobre el terreno. La enorme inversión en tecnología para tropas que -hasta la fecha- han combatido es escenarios muy primitivos, es una paradoja sobre la que habrá que volver en otro momento.

Por otro un modelo japonés que después de un larguísimo tiempo de desarrollo parece que está listo para ser «vestido».

En ambos casos la solución es muy similar, se trata de unas piernas reforzadas, que interfieren las órdenes del cerebro y mueven unos motores que aumentan (entre 5 y 10 veces según el fabricante) la fuerza natural de la persona. Esas piernas son rígidas y están unidas a una estructura que permite soportar grandes pesos en la espalda, en los brazos o en ganchos que se colocan frente al pecho. Uno de los modelos militares es también capaz de correr y hacerlo aparentemente más tiempo de lo que sería capaz una persona.

Afortunadamente hay videos de los dos, así que:

HAL, desarrollo civil japonés

HULC: prototipo militar

Yo sigo teniendo dudas sobre la autonomía de estos sistemas, las baterías que precisan (aunque pueden ser bastante pesadas ya que las soporta el exeesqueleto), la fiabilidad, cómo recuperarse de una caída, cuánto tiempo podrían usarse en condiciones reales, tiempo sin averías, y muchas más.

HULC (Human Universal Load Carrier) es el típico desarrollo militar, seguramente con un precio exhorbitante, pero que podría acabar calando en el público con el paso de los años si llega a ser verdaderamente útil.

HAL de Cyberdyne, el prototipo japonés, está en teoría a la venta por 4.000$, es decir que ha dado el paso para salir del laboratorio, aunque tendría que despejar muchas dudas, y seguramente lanzar varias generaciones, antes de alcanzar un dispotivo con una mínima aceptación. Por cierto, hay un video más amplio con explicaciones subtituladas (pero sin audio), además de una entrevista en tres partes con el profesor Sankai, que es quien ha estado tras el desarrollo de HAL.

Visto el precio del primer equipo comercial, aún parece lejano ver de manera habitual estas ayudas, aunque si funcionan de verdad, podrían acabar en manos de gente con requisitos muy especiales (se me ocurre alpinistas) pero no cuento con verlo este año ni al que viene en una obra o en un almacén. De todas formas, a finales de año podrá alquilarse por 2.000$ al mes (parece que la opción compra es muy atractiva).

Estos equipos tendrían también en teoría aplicaciones para discapacitados, aunque ninguno de los fabricante parece estar interesado en esa línea. Parece que los piernas ortopédicas, o los equipos para ayudar a caminar van por caminos divergentes.

Los creadores de HAL tienen una visión muy particular sobre la robótica: dado que es inviable una verdadera inteligencia artificial, es mejor dotar a las personas de las herramientas y capacidades para superar las limitaciones de su cuerpo. Eso de inteligencias en cuerpos total o parcialmente artificiales lo firmaría cualquier creyente en la Singulaidad. Creo que va a ser el momento de dedicarle un rato a la gran «S».

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